Un agradecimiento muy especial a Alvaro Moya Riffo @alvaromoyariffo por permitirnos disfrutar de sus fotos a través de todo el sitio web de la SNAP.
A fines de los años 80 un grupo de aficionados a las aves se reunieron con la idea de crear una entidad orientada hacia la observación de aves de la región. Si bien existían entidades pioneras como la Asociación Ornitológica del Plata (AOP), las distancias y la falta de medios ágiles de comunicación hacían que fuera más factible crear una entidad local que luego se vinculara con entidades históricas como la AOP. Así se fueron realizando las primeras reuniones, buscando potenciales adherentes y posibles temas que entusiasmaran a los observadores de aves.
Sin embargo, y como bien manifestaran algunos promotores de la idea, Bariloche y las ciudades de alrededor, no sólo empezaba a tener una clara preocupación por los diversos temas ambientales que rodeaban al crecimiento de la ciudad, sino que la ciudad de Bariloche, tenía la particularidad de concentrar, lo que hoy en día aún persiste, y ser la ciudad de Argentina, que posee la mayor densidad de investigadores científicos por unidad de población del país. En aquel entonces con sólo mencionar a Parques Nacionales, el INTA, la Universidad Nacional del Comahue, el Centro Atómico, INVAP, la Dirección de Bosques de la Provincia de Río Negro, la Fundación Bariloche, constituían sin duda, directa o indirectamente, un conjunto de profesionales y técnicos que podían aportar a la comunidad su conocimiento y experiencias en vista de lograr una mejor calidad de vida de la gente.
Así fue que los “pajarólogos” de la etapa inicial se plantearon las posibilidad de ampliar su mirada y sus objetivos más allá de lo que sus binoculares alcanzaban y así se fue gestando la idea de una entidad (aún no se hablaba tanto de ONG´s) que procurara sumar esas capacidades e intereses con el objetivo de difundir y hacer llegar hacia la comunidad ese conocimiento y experiencias poniendo en su total valor no sólo el entorno paisajístico sino los valores ambientales que poco a poco empezaban a verse afectados por el crecimiento que la ciudad y sus alrededores comenzaba a tener.
En aquel entonces, pensar en la estructura de una nueva entidad, se orientaba hacia dos formatos posibles: la asociación civil y la fundación. La primera no requería de fondos iniciales, era más sencilla de crearse y permitía que los interesados se asociaran mediante el pago de una cuota que ayudara a su sustentabilidad. La segunda sí requería de un capital inicial y de cierta complejidad de gestión administrativa para su creación, para la cual no estábamos del todo en condiciones de concretar. Esto llevó a orientarnos por la creación de una asociación civil, a la cual había que ponerle un nombre. Bautizar a una entidad no es tarea sencilla ya que en el nombre debe estar de alguna manera su identidad, ser fácil de nombrar y que la gente la recuerde. Luego de varias (muchas) reuniones y discusiones, nace la Sociedad Naturalista Andino Patagónica (SNAP). Sociedad por su estructura legal, Naturalista porque bajo ese término no sólo engloba un objetivo (la Naturaleza) sino también una forma de relacionarnos con ella y, Andino Patagónica con la idea de establecer un ámbito geográfico donde promover sus acciones. Por último, SNAP sonaba bien y fácil de recordar.
Al establecer para su creación la misión de la SNAP, quedó mucho más claro cuáles eran los objetivos que perseguían sus fundadores, en qué contexto y con qué principios se procuró su creación.
Marzo de 1991 fue la fecha de su creación. Eso indica que hubo todo un proceso previo de trabajo, reuniones, discusiones sobre metas, objetivos, acciones a realizar que hoy (abril 2020) alcanzan ya tres décadas de una entidad que desea mediante estas nuevas herramientas de comunicación, llegar a la comunidad para continuar con sus tareas, seguir promoviendo sus objetivos y tender, en un mundo con profundos cambios en nuestros climas y con un reconocimiento cada vez más creciente del valor del entorno natural, a preservar su salud y funcionamiento de una manera más solidaria, equitativa y respetuosa de la vida toda.
Socios Fundadores: Miguel Christie, Eduardo Ramilo, Lorenzo Sympson, Eduardo Shaw, Patricia Fierro, Marcelo Bettinelli, Gustavo Iglesias, Javier Bellati, Aníbal Casas, Claudio Chehebar, Nora Ibargüengoytía, María E. Raña.
Algunos de los socios fundadores siguieron activos y comprometidos con los objetivos de SNAP a lo largo de estos 29 años, algunos siguieron por otro camino, y muchos otros naturalistas se fueron incorporando, apoyando las acciones en defensa del medioambiente como miembros o participando activamente en proyectos, trabajos encargados a la SNAP o en las sucesivas Comisiones Directivas.
En la conformación de las últimas tres comisiones directivas han participado en diversas funciones los siguientes socios: Lorenzo Sympson, Juan Paritsis, Karin Heinemann, Eduardo Ramilo, Graciela Sosa, Carolina Quintero, Erika Kubisch, Nélida Depiaggi, Liliana Schiavo, Mercedes Sahores, Hernán Pastore, Victor Ponce, Mariano Diez Peña, Anne Welch, Mauro Tammone, Javier Grosfeld, Darío Xicarts, María Eleonora Rojas, Miguel Harris y Anahí Pérez.
Un agradecimiento muy especial a Alvaro Moya Riffo @alvaromoyariffo por permitirnos disfrutar de sus fotos a través de todo el sitio web de la SNAP.